Luis II de Baviera (1845 - 1886)

Luis II de Baviera

"Quiero seguir siendo un misterio para mi y para los demás" fueron las palabras del rey Luis II de Baviera, conocido también como "el rey loco" o "el rey de los cuentos de hadas" en 1876. Fiel a su deseo, Luis II es recordado por su misteriosa y excéntrica vida, siendo la mente maestra detrás de varios de los castillos más enigmáticos de Alemania, además de un verdadero mecenas del arte que brindó su apoyo a grandes artistas como Wagner. 

Su vida no estuvo libre de tragedia; devotamente católico, debió maniobrar al rededor de sus fuertes deseos homosexuales durante toda su vida, la cual terminó en un supuesto suicidio rodeado de extrañas circunstancias, tiempo después de haber sido declarado oficialmente como loco. 




Primeros años

Luis Otón Federico Guillermo de Wittelsbach nació el 25 de agosto de 1845 en la residencia de verano de los reyes y príncipes de Baviera: el castillo de Nymphenburg, en Munich. Fue el primer hijo varón de príncipe heredero al trono bávaro, Maximiliano de Wittelsbach, y la princesa María de Prusia, quienes se convirtieron en rey y reina en 1848 luego de la abdicación del rey Luis I, en medio de las revoluciones que sacudieron al continente europeo. El nacimiento de Luis fue motivo de gran alegría para sus padres, ya que al ser el primer hijo varón de la pareja, la sucesión el trono quedó asegurada. 

El misterio se hizo presente ya desde los primeros momentos de la vida de Luis. A pesar de que oficialmente su cumpleaños sigue siendo el 25 de agosto, es muy probable que en realidad haya nacido el 24 de agosto, aproximadamente media hora antes de la medianoche. El cambio de fechas responde a un deseo de su familia de honrar a Luis I, quien quería que su nieto naciera el mismo día que él, por lo que simplemente retrasaron el anuncio de su nacimiento para hacer coincidir las fechas. De hecho, el nombre del niño tampoco iba a ser Luis, sino que Otón, pero Luis I insistió en que su nieto llevara también su nombre.

Luego del nacimiento del príncipe Luis, se contrató a una nodriza para que lo amamantara y se encargara de su cuidado, desarrollándose como un niño feliz y contento durante sus primeros ocho meses de vida. Sin embargo, su nodriza enfermó de meningitis y pronto murió. Esta pérdida temprana afecto profundamente al príncipe a pesar de su corta edad: su salud se deterioró y comenzó a evitar la comida, llegando a estar incluso al borde de la muerte. 

Los problemas parecieron solucionarse cuando se contrató a Sybille Meilhaus como su institutriz, que logró motivar al niño a volver a alimentarse, mejorando su salud y permitiéndole ganar peso nuevamente. Luis desarrolló una relación muy cercana con esta mujer, a la cual llegó a considerar como una especie de madre, probablemente a causa de que sus padres no tuvieron demasiado contacto con él. La partida de Meilhaus de la corte bávara en 1854, cuando Luis tenía tan solo ocho años de edad, lo dejó muy triste y desolado, encontrando soporte únicamente en si mismo. Hasta su muerte en 1881, Luis le continuaría enviando correspondencia a Meilhaus, contándole sobre su vida, sus sueños y sus problemas. 

Luis II de niño
Luis II de niño

La falta de una figura paterna cobró relevancia especialmente luego de que Maximiliano se convirtiera en rey de Baviera. Las tareas vinculadas a su nueva posición como rey le dejaban muy poco tiempo para estar con Luis y su hermano Otón, nacido en 1848, a los cuales veía solamente durante el desayuno y cena. Sin embargo, si estaba presente al momento de los castigos, los cuales efectuaba él mismo asestándole golpes a sus hijos, considerando que esta era la única forma para transformarlos en príncipes dignos. A causa de esto, Luis incluso llegó a reconocer que le tenía cierto miedo a su padre, y más adelante, cuando tenía ya 30 años, escribió: 

"Mi padre siempre me trató con superioridad, sus palabras siempre fueron frías y llenas de poca gracia."

Su padre quería que Luis y Otón aprendieran desde muy pequeños lo que implicaba ser rey, y por ende, ordenó que se diseñara un muy estricto sistema educativo para los hermanos. Su educación estuvo principalmente centrada en aspectos como los idiomas, ciencias naturales, historia, religión, arte y literatura, pero también estaba acompañada de rigurosas actividades físicas como equitación, esgrima, danza y manejo de armas de fuego. Sin embargo, muy pocas de estas actividades realmente cautivaban a Luis, quien siempre se mostró mucho mas interesado por la arquitectura, jugando con bloques de construcción y usándolos para construir todo tipo de cosas. Esto fue notado por su abuelo, Luis I, con quien tuvo una muy buena relación.

El príncipe también tenía un gran gusto por la naturaleza, y en especial por las montañas. Tanto Luis como su hermano acostumbraban viajar con relativa frecuencia a los Alpes bávaros, acompañando a su madre, quien probablemente inculcó el amor por las montañas a sus hijos desde una muy temprana edad. Otro de los grandes gustos de Luis era la moda, vistiendo siempre de acuerdo a las últimas tendencias de la época, cosa que acentuaba su buena apariencia y coquetería constante. 

Luis II y su hermano Otón de niños
Luis II y su hermano Otón de niños

Adolescencia y primeras amistades

Si bien el príncipe creció convirtiéndose en un muchacho solitario, sensible y melancólico a causa de su complicada relación con sus padres, su vida temprana también tuvo una buena dosis de alegrías y buenas amistades. Durante su adolescencia, Luis fue muy cercano al príncipe Pablo de Thurn y Taxis, con quien se volvió muy buen amigo luego de pasar tres semanas juntos en la localidad de Berchtesgaden en 1863. Ambos pasaban el tiempo leyendo poesía y representando varias de las escenas de las óperas románticas de Richard Wagner, además de salir a cabalgar juntos de forma regular. La relación entre ambos se volvió muy fuerte, tanto que muchos consideran a Pablo como el verdadero primer amor de Luis.

Sin embargo, los sentimientos de cariño de Luis hacia Pablo pronto tomarían un tono mucho más obsesivo. Una vez que la amistad se había establecido, Luis bombardeó a Pablo con continuas cartas y notas emocionales donde profesaba su devoción eterna, además de darle cientos de regalos. Cuando estaban separados, la frecuencia de las cartas se volvía aún más avasallante. Por su parte, Pablo pronto comenzó a temer que su cercana relación con el príncipe fuera vista por los demás como una forma para obtener beneficio propio, por lo que trató de ser lo más disimulado posible.

Pablo de Thurn y Taxis
Pablo de Thurn y Taxis

A pesar de esto, para varios miembros de la corte la amistad entre Luis y Pablo era demasiado sospechosa para ser pasada por alto. Rumores pronto comenzaron a circular sobre ambos, diciendo que  Pablo tenía una vida llena de frivolidades, lo que a su vez impulsó a Pablo a volverse aún más reservado. Luis esperaba demasiado de él, y la más mínima falta de afecto, o cualquier gesto que no fuese correspondido eran suficientes para que el príncipe sospechara que Pablo lo estaba traicionando de alguna forma. Pablo inevitablemente no pudo estar a la altura de las expectativas de Luis, y rumores de que estaba pasando las tardes en compañía de mujeres desconocidas terminaron por convencer a Luis que su relación con Pablo no podía seguir, y ya cuando este se convirtió en rey, puso punto final a la relación.

Todas las cartas y notas que existían en los archivos de su familia sobre Pablo fueron destruidos, pero aún se conservan algunas de las cartas escritas por Pablo a Luis, incluyendo la que este le escribió cuando se enteró del fin de la relación:

"¡Mi querido y amado Luis! En nombre de todos los santos, ¿Qué te ha hecho tu pobre Friedrich [apodo dado por Luis a Pablo]? ¿Qué ha dicho para que no puedas perdonarlo? No puedo decir como me siento, aunque mi temblorosa mano quizás muestre mi inquietud interna. No era mi intención lastimarte. Perdóname; se bueno conmigo otra vez, temo lo peor - No puedo soportar esto. Espero que mis notas sean reconciliadoras ¡Amén! Perdona a tu triste Friedrich."

Luego de la separación, Luis no volvió a ver a Pablo jamás, aunque este le escribió continuamente hasta su muerte de tuberculosis en 1879, sin recibir jamás una respuesta. 

Paralelamente a su amistad con Pablo, Luis también comenzó una fuerte relación con su prima Isabel de Baviera, más conocida como la Emperatriz Sissi, esposa del Emperador austríaco Francisco José.  A pesar de que ambos no habían sido particularmente cercanos durante su niñez, tanto Luis como Isabel tenían una gran cantidad de características en común, y pronto se volvieron amigos cercanos.

Aunque tenían una diferencia de edad de 8 años, ambos se entendían muy bien, compartiendo su pasión por la moda, la belleza y la coquetería, además de que ambos eran personajes más bien solitarios y de cierta manera incomprendidos por aquellos que los rodeaban. Ambos pasaron grandes cantidades de tiempo juntos, convirtiéndose en perfectos confidentes y escribiéndose cartas de admiración mutuas, las cuales fueron razón de comentarios de muchos de los miembros de las cortes de Viena y Munich.

Inevitablemente, no paso mucho tiempo hasta que se comenzó a rumorear que había más que una simple amistad entre ambos, aunque lo más probable es que esto no fuera más que rumores debido a las inclinaciones sexuales de Luis. 

Emperatriz Sissi
Emperatriz Sissi

Ascenso al trono y un matrimonio fallido

La relación con su padre Maximiliano II se mantuvo distante durante toda la adolescencia de Luis, a pesar de que los consejeros del rey le sugirieron que tratara de incluir a su futuro sucesor en su vida. Sin embargo, Maximiliano buscó evitar lo más posible cualquier contacto con su hijo, incluso llegándose a burlar de sus gustos y carácter, teniendo muy poco en común. 

La vida de Luis dio un giro inesperado cuando su padre enfermó de forma repentina el 7 de marzo de 1864, apenas días después de que el rey se recuperara de una neumonía. La enfermedad lo dejó postrado en cama, con altas fiebres que iban y venían, hasta que eventualmente empezó a delirar. El rey perdió el conocimiento poco después. El 10 de marzo de 1864, Maximiliano falleció, dejando el trono a su hijo Luis de apenas 18 años de edad. 

El nuevo rey era un completo extraño para los ministros y políticos de Baviera. Nadie esperaba la muerte de Maximiliano en ese momento, y Luis, al ser una persona reservada y solitaria, no había hecho muchas apariciones públicas hasta el momento, estando muy poco preparado para las tareas que le esperaban como rey de Baviera. Más adelante en su vida, en 1873, Luis escribió:

"Me convertí en rey demasiado temprano. No había aprendido lo suficiente. Había hecho un muy buen comienzo aprendiendo las leyes del estado, pero de pronto fui arrancado de mis libros y sentado en el trono... Bueno, aún estoy tratando de aprender."

Debido a su inexperiencia, sus ministros y demás politicos esperaban que Luis fuese fácilmente impresionable e influenciable, pero esto no fue así. Luis se mostró obstinado y determinado a tomar sus propias decisiones en todos los aspectos vinculados a su reino, cosa que pronto traería varios problemas debido a su excentricidad y particulares manías y gustos.  

Rey Luis II de Baviera
Rey Luis II de Baviera

Luis prefirió evitar algunas de las funciones de la gobernación, negándose a asistir a la mayoría de los actos públicos tratando de evitar participar en el gobierno a toda costa.  Prefería mantenerse recluido en su hogar, persiguiendo diferentes proyectos creativos, rodeado de libros y pasando las horas pintando. Su reclusión, sin embargo, no afecto su popularidad, que se mantuvo alta en todo momento, aunque es muy probable que la gente de Baviera lo admirara más por su apariencia que por sus decisiones respecto al gobierno.

El mayor estrés para el rey Luis durante sus primeros años de reinado probablemente fue la insistencia que debió soportar respecto a una característica básica y estrictamente necesaria de todas las monarquías: producir un heredero para el trono. Al no estar casado, y por ende, no tener ningún tipo de descendencia, esto se convirtió en uno de los aspectos más importantes para su familia y para el reino. 

Luis comenzó, probablemente contra su voluntad y sin mucho interés, a cortejar a Sofía Carlota de Baviera, hermana de su gran amiga la emperatriz Sissi, luego de que la madre de esta, la duquesa Ludovica, propusiera a Sofía como una candidata a casarse con el rey.  Ambos tenían varios gustos en común, en especial el profundo interés por las obras de Wagner, lo cual cautivó al joven rey, que se mostró sumamente contento de haber encontrado alguien con quien compartir sus gustos. La pareja se comprometería formalmente el 22 de enero de 1867.

Luis sumergió su relación con Sofía en un mundo de fantasía, más particularmente, en la opera romántica Lohengrin de Wagner, donde veía a Sofía como Elsa, uno de los personajes de la obra, y no como una persona real de carne y hueso. 


Sofía Carlota de Baviera
Sofía Carlota de Baviera

La pareja mantenía una relación a distancia, con Luis manteniendo cualquier tipo de afecto que pudiese sentir por Sofía un estricto secreto, encontrando gran dificultad para mostrar algún signo de amor por ella en publico. A su vez, lentamente Luis fue descubriendo que Sofía no era tan inteligente e intelectual como el creía, y sus conversaciones con ella empezaron a parecerle aburridas, y luego, directamente a molestarle. 

A pesar de estar comprometidos, el tiempo comenzó a pasar y Luis no fijaba una fecha para el matrimonio, posponiéndolo reiteradas veces a causa de la ansiedad y temor que la unión le causaba. La espera termino en octubre de 1867, luego de que el padre de Sofía le enviara una carta demandando que finalmente fijara una fecha para el matrimonio o que rompiera el compromiso. En respuesta, Luis escribió a Sofía: 

"Mi querida Elsa, Tus padres desean que rompa nuestro compromiso. He aceptado su propuesta. Eternamente tuyo, Heinrich [Otro personaje de Lohengrin]"

Luis nunca contrajo matrimonio con ninguna otra mujer, y no se conoce que jamás haya tenido alguna amante. Como era de esperarse, la rotura del compromiso generó furia en la familia de Sofia, incluso afectando la relación del rey con su querida amiga Sissi. De todas formas, su amistad no pareció verse afectada de forma irreparable, pues ambos continuaron su relación luego del incidente. 

Posteriormente, se vinculó al rey con numerosos hombres apuestos a lo largo de todo su reinado, incluyendo a varios de sus soldados. En 1869, Luis comenzó a escribir un diario personal, en el que registraba varios de sus pensamientos privados, entre los cuales destacan sus tentativas de suprimir sus deseos homosexuales, en parte debido a querer mantenerse fiel a sus pensamientos cristianos. Es posible incluso que su frustrado matrimonio con Sofía se haya originado como un intento por parte del rey de suprimir sus deseos, pensando que quizás el casarse con una mujer pondría punto final a ellos, y que al eventualmente darse cuenta que esto no ocurriría, su interés por el compromiso disminuyó drásticamente. 

Luis II y Sofia Carlota de Baviera
Luis II y Sofia Carlota de Baviera

Guerras y la formación del Imperio Alemán

Al mismo tiempo que el rey era presionado para que se casara y generara un heredero al trono, unas de las más delicadas y transcendentes decisiones para el reino de Baviera debían de ser tomadas. La eterna rivalidad entre Austria y Prusia, las cuales tenían visiones significativamente distintas y conflictivas sobre el futuro de las naciones Alemanas, condujo a la guerra austro-prusiana de 1866. Baviera y su flamante nuevo rey se vieron rápidamente implicadas en el conflicto, debiendo elegir un bando.

Luis, poco interesado por los asuntos militares, a los cuales encontraba aburridos, deseaba mantener la neutralidad de Baviera y la paz entre las potencias alemanas, aunque tenía cierta simpatía por Austria producto de siglos de alianzas entre los Habsburgo de Austria y los Wittelsbatch de Baviera. Esto, junto con el hecho de que ya había dado su palabra a Austria de que las tropas de Baviera los apoyarían en caso de una guerra con Prusia, obligó al rey a firmar los papeles necesarios para que su país acudiera al apoyo de los austríacos, a pesar de incluso haber amenazado con abdicar al trono antes de tener que movilizar a su milicia. 

El rey pronto decidió que la guerra podía seguir su curso natural sin que él se viera implicado, en vez de realizar sus labores como rey y asumir el rol de una figura unificadora en tiempos de crisis. Luis simplemente actuó como si la guerra no estuviera ocurriendo, ante el horror de su gobierno que observaba incrédulo las acciones del rey. El embajador Austríaco escribió ante tales eventos "Uno comienza a pensar que el rey está demente."

La guerra duró únicamente siete semanas, resultando en la derrota de Austria y sus aliados, despejando el terreno para una dominación prusiana de Baviera, además de culminar con la anexión de varios estados del norte de Alemania por Prusia, formando la Confederación Alemana del Norte. Baviera fue forzada a pagar reparaciones de guerra y ceder una pequeña porción de su territorio, además de la instauración de una cláusula secreta de defensa mutua entre los dos estados. 

Coronación de Guillermo I en Versalles
Coronación de Guillermo I en Versalles

Dicha cláusula no tardo en ser invocada, cuando en julio de 1870 estalló la guerra franco-prusiana. En el marco de esta guerra, Baviera pasó a ser formalmente parte de la Confederación Alemana del Norte, perdiendo su condición de estado independiente, aunque mantuvo muchos beneficios en comparación con los demás estados alemanes miembros de la confederación.  La anexión de Baviera significó la reducción de Luís a ser un mero vasallo del rey prusiano, lo que causó una fuerte molestia y depresión en el rey, que a pesar de ser un monarca constitucional, añoraba las épocas medievales donde los reyes tenían poder absoluto sobre su reino.

Francia fue derrotada por el frente unificado alemán en el campo de batalla, y también humillada, cuando Guillermo I de Prusia fue coronado como emperador alemán (Kaiser) en una Versalles ocupada por las fuerzas alemanas, naciendo de esta forma un nueva y unificada Alemania. Luis se negó a asistir a tal evento, yendo su hermano Otón y su tío Leopoldo en representación del rey.

Con la entrada de Baviera al Imperio Alemán, Luis se volvió incluso más desentendido con las funciones gubernamentales de su país, pasando principalmente a dedicarse a varios de sus proyectos creativos, entre los que destacan sus famosos castillos, y a ser un mecenas de las artes. 

Luis y Wagner

Luis se mostró intensamente interesado por las operas de Richard Wagner desde una muy temprana edad, declarándose su admirador. La primera vez que vio una de sus obras fue a la edad de 15 años, cuando presenció Lohengrin. La obra luego jugaría un rol importante en la vida del rey, no solo en su relación con Sofía Carlota de Baviera, sino que también con Pablo de Thurn y Taxis. Con motivo de su cumpleaños número 20, en 1865, Pablo representó varios pasajes de la obra asumiendo el personaje de Lohengrin, quien es protagonista de una historia de amor con Elsa. 

Pablo de Thurn y Taxis como Lohengrin
Pablo de Thurn y Taxis como Lohengrin

Wagner fue poseedor de una notoria reputación por tener ideas políticas radicales y por sen un mujeriego, además de haber adquirido grandes deudas, estando siempre  escapando de los cobradores. En ese contexto, Luis ordenó en 1864 que Wagner se presentara en su corte, y ofreció al artista protección. Wagner recibió de parte de Luis ayuda económica, además de permitirle presentar varias de sus obras en el prestigioso Teatro de la Corte Real de Munich.

Sin embargo, hacia el final de 1865, Wagner entró en conflicto con el gobierno, y fue obligado a abandonar Baviera. El rey se opuso a esto, incluso considerando abdicar para seguir a Wagner en el exilio, aunque luego el propio Wagner lograría convencerlo de quedarse en Munich y continuar con sus tareas como rey, manteniendo un estrecho contacto con él en todo momento. 

Es altamente probable que sin la intervención de Luis, Wagner nunca hubiera llegado a ser tan reconocido como lo fue, y es casi seguro que gran cantidad de sus obras nunca hubieran sido escritas. Sin embargo, la relación de Luis con Wagner no era unidireccional, con Luis obteniendo gran inspiración de parte de su artista favorito, quien paso a ser una especie de musa inspiradora para sus proyectos.  

Luis II y Wagner
Luis II y Wagner

Los castillos de Luis

Otra de las grandes pasiones del rey luego de que comenzara su reclusión lejos del gobierno fue la arquitectura, utilizando parte de su fortuna personal para la construcción de tres elaborados castillos, inspirados en parte por las fantasías de las obras de Wagner y sus visitas a varios palacios alrededor de Europa. Los castillos también tenían el objetivo de servir como lugares seguros a los que escapar y esconderse de las demandas del mundo exterior. 

Linderhof
Linderhof

El más pequeño de sus tres castillos es el Linderhof, construido entre 1863 y 1886, siendo el único que Luis logró ver completo. El castillo está inspirado en parte por el palacio de Versalles, pudiéndose ver en el una fuerte simbología vinculada al sol, algo que representa a la noción francesa del absolutismo, una de las ideas con las que Luis fantaseaba. A su vez, también es referencia a Luis XIV de Francia, apodado como "el rey sol,"  siendo una figura que Luis admiraba. Tal era su admiración por este monarca que Luis se concebía a si mismo como un "rey luna," una especie de versión opuesta romantizada de Luis XIV. 

Harrenchiemsee
Harrenchiemsee

La inspiración por Versalles se puede apreciar nuevamente en otro de sus palacios: el Harrenchiemsee. Con la construcción de este palacio, Luis trató de recrear la grandeza del palacio de Versalles, siendo construido como una replica del palacio francés. Su construcción comenzó en 1878, pero nunca fue completado luego de la muerte de Luis, cuando todas las obras fueron detenidas por completo. 

Neuschwanstein
Neuschwanstein

Sin dudas, su palacio más conocido y popular es el Neuschwanstein, el cual fue construido como un lugar para que el rey pudiese escapar de la sociedad, dándole un lugar seguro donde esconderse y olvidarse de sus responsabilidades, al mismo tiempo que siendo un lugar que evocara la fantasía y mitos de la época medieval. Wagner también contribuyó en las influencias del palacio, con el interior del mismo estando adornado con murales que muestran las leyendas de las operas de Wagner.

Sus ostentosos palacios terminaron por costarle toda su riqueza, teniendo que pedir prestamos a su familia. Varias personas le sugirieron economizar sus construcciones, pero el rey se negó rotundamente, y en cambio comenzó a demandar que se pidieran  prestamos a otras familias reales de alrededor de Europa. Irónicamente, en la actualidad sus palacios son una de las mayores fuentes turísticas para Alemania y el estado de Baviera, generando varias veces su exorbitante costo en ganancias.

Fin del reinado y su declaración como "loco"

La obsesión de Luis por la construcción de grandes palacios y su negativa a participar en los asuntos del gobierno, pronto comenzó a ser visto como algo patológico, que estaba empezando a dañar al estado de Baviera. 

Sus tareas como rey, que ya estaban bastante descuidadas, no tardaron en comenzar a molestarle cada vez más, y Luis pronto empezó a sentir que sus ministros lo estaban acosando con las tareas que pretendían que realizara, considerando que habían superado los limites que estaba dispuesto a soportar. De esta forma, Luis pensó en reemplazar a todos sus ministros, sustituyéndoles por nuevas figuras que no lo molestaran tanto. Sus ministros, en cambio, pensaron que una mejor solución era sustituir al rey.

Estos buscaron emplear una forma de reemplazar a Luis que no fuera por la fuerza, sino que completamente constitucional. Para ello, se decidió que la única forma de lograrlo sería declarar al rey como mentalmente enfermo e incapacitado para reinar. En lugar de Luis, su tío, el príncipe Leopoldo sería puesto en el trono, el cual aceptó el ofrecimiento con la condición de que se le dieran pruebas de que el rey estaba realmente enfermo.

Se tomó entonces la iniciativa, en 1886, de generar un reporte sobre la salud de Luis y su capacidad para gobernar Baviera. El reporte fue armado en base a declaraciones y rumores brindados por los sirvientes del rey, y nunca se llegó a hacer ningún tipo de examen medico a Luis. El reporte hizo mención a la negativa constante de Luis a participar de los asuntos del estado, sus caros proyectos, supuestas extrañas actitudes como cenar fuera durante los inviernos o vestir abrigos durante el verano y recurrentes amenazas abusivas a sus diferentes sirvientes. 

El grado de veracidad de las acusaciones no es sabido a ciencia exacta, pero esto no era del todo relevante para los ministros, y en los primeros días de junio, el reporte fue finalizado oficialmente con la firma de cuatro psiquiatras, declarando que el rey sufría de paranoia y concluyendo que Luis no estaba apto para continuar con sus funciones. El caso del rey probablemente no fue ayudado por el hecho de que su hermano menor, Otón, había sido declarado como mentalmente incapaz en el año 1872 luego de un periodo de mucha depresión y ansiedad, lo cual permitió que muchos dijeran que la enfermedad del rey era una condición hereditaria. 

Finalmente, con el reporte medico abalando las intenciones de los ministros, el gobierno bávaro proclamó a Leopoldo como Príncipe Regente el 10 de junio de 1886, y el rey fue capturado y transportado al castillo de Berg por el doctor Bernhard von Gudden, quien estaría a cargo de la supervisión y cuidados medicos del rey. Este mismo doctor fue el que años antes había declarado a su hermano Otón como mentalmente incapaz, añadiendo sospechas a la veracidad de la enfermedad de Luis.

Castillo de Berg
Castillo de Berg

Suicidio

Al día siguiente de su llegada al castillo de Berg, el 13 de junio de 1886, el rey solicitó salir a caminar por los jardines del castillo junto con el Dr. Gudden, quien se mostró optimista respecto al tratamiento médico del rey, por lo que decidió aceptar. Luis pidió que nadie más los acompañara, algo que seguramente levanto las sospechas de algunos. 

Ambos hombres pronto desaparecieron, y todos los trabajadores del castillo debieron emprender una búsqueda para encontrarlos en medio de una fuerte lluvia torrencial. Alrededor de las 10:30 p.m., ambos fueron encontrados muertos, flotando en las aguas del lago Starnberg que se encontraba cercano al castillo. La muerte fue particularmente extraña, dado que Luis era un habilidoso nadador, y que los cuerpos se encontraban muy próximos a la orilla, en una zona donde el agua no llegaba mucho más alto que la cadera. 

Cuerpos de Luis y Gudden flotando en el lago
Cuerpos de Luis y el Dr. Gudden flotando en el lago

Su muerte fue, luego de casi ningún tipo de investigación, considerada oficialmente como un suicidio por ahogamiento, aunque el rey nunca antes había tenido ningún tipo de inclinación suicida, ni había dicho nunca nada relacionado a querer quitarse la vida. A su vez, la autopsia oficial reveló también que no había agua en los pulmones del rey, por lo que la teoría de que se ahogase resulta muy poco probable. 

El cuerpo de Luis fue enterrado en la iglesia de San Miguel en Munich luego de un muy elaborado funeral el 19 de junio de 1886, aunque su corazón no fue enterrado junto con el resto de su cuerpo. La tradición de Baviera indica que su corazón debía ser colocado en una urna de plata y enviado a la capilla de Nuestra Señora de Altötting, donde fue colocado junto a los corazones de su padre y abuelo. Poco después de su muerte, se construyó una cruz en el lugar donde su cuerpo fue encontrado. 

Tumba de Luis II
Tumba de Luis II


¿Suicidio o asesinato?

La teoría sobre su suicido no logró convencer a muchos, y actualmente se considera que es muy probable que el rey haya sido asesinado con fines políticos para quitarlo del trono. Si la enfermedad de Luis realmente no era tal, la solución alcanzada por sus ministros de declararlo mentalmente incapaz no tardaría en colapsar por su propio peso, siendo una solución temporal para el asunto, por lo que no resulta extraño pensar que una solución más permanente, como la muerte del rey, debía ser alcanzada. 

La idea de un asesinato político cobra fuerza teniendo en cuenta varias de las circunstancias que rodean a la muerte de Luis. El cuerpo del Dr. Gudden presentaba claros signos de pelea, incluyendo golpes y raspones varios en su cara, además de signos de un posible estrangulamiento. Si bien nunca se realizó una autopsia a Gudden, el hecho de que su cuerpo se encontrara flotando de la misma forma que el de Luis, indica que probablemente tampoco tuviese agua en los pulmones, ya que de ser así, se hundiría, descartando la posibilidad de que se hubiera ahogado.  

A esto se le suman otras extrañas circunstancias. Todos los testigos implicados en la búsqueda de los cuerpos fueron obligados a jurar mantener silencio, con un ministro incluso obligándolos a prestar juramento diciendo que nunca dirían nada de lo ocurrido esa noche, ni siquiera cuando se confesaran en la iglesia. Todos acataron con el juramento, aunque algunos dejaron por escrito lo vivido. 

Una de estas personas fue Jakob Lidl, quien escribió en su diario personal detalles del día en que murió Luis. Según Lidl, el rey pretendía escapar, y para ello había contratado sus servicios para que fuera a buscarlo al lago Starnberg con un bote. Cuando Luis se dispuso a subir a la embarcación y emprender su escape, alguien disparó al rey por la espalda, matándolo instantáneamente. Asustado, Lidl arrojó el cuerpo al lago, y se alejó rápidamente. El diario de Lidl fue pasando de generación en generación entre sus descendientes, hasta desaparecer misteriosamente, no antes de que un investigador sobre la vida de Luis pudiera fotografiar las páginas con la información relevante para el caso. 

La historia de Lidl está de acuerdo con lo que Rodolfo Magg, el doctor encargado de la autopsia de Luis, habría dejado por escrito. Supuestamente, Magg se habría sentido culpable, y escribió que su informe oficial era en realidad una mentira ordenada por los ministros de Baviera, siendo la verdadera causa de muerte disparos por la espalda. Los documentos en los que Magg habría escrito esto también desaparecieron luego de la muerte de su hija Anna Magg, por lo que la veracidad de su existencia es objeto de muchas dudas. 

De todas formas, Magg y Lidl no fueron los únicos testigos en declarar que el rey habría sido disparado. El príncipe Joseph-Clemens von Wittelsbach, quien era sobrino de Luis, declaró al diario Bild München que tenía conocimiento de que el rey había sido disparado. Sin embargo, al igual que en los casos anteriores, tampoco se conserva evidencia que pueda demostrar esto. Otro miembro de la familia de Luis, la condesa Wrnba-Kaunitz, declaró tener bajo su posesión el abrigo que Luis estaba vistiendo en el momento de su muerte, con numerosos testigos diciendo que la condesa les mostró el abrigo, y en especial, los dos agujeros de bala que se encontraban en él. El abrigo también desapareció en 1973 luego de que la condesa y su marido murieran en un incendio en su hogar. 

En 1967 el profesor de arte Siegfried Wichmann agregó más información a la teoría de un supuesto asesinato. Ese año, una persona le entregó un dibujo para verificar la autenticidad del mismo. Dicho dibujo contenía las caras de tres hombres, dos de los cuales se encontraban mirando a la cara del hombre del centro, que se estaba muerto. Detrás del dibujo, en había tres nombres: "S. von Löwenfeld" (el médico personas de Luis, despedido luego de la deposición de Luis, quien nunca creyó en la locura del rey), "Luis II," y "Hornig." Wichmann determinó que el dibujo había sido realizado por el artista bávaro Hermann Kaulbach, pero algo le llamó la atención especialmente. La cara de Luis tenía dibujado restos de sangre saliendo de su boca, algo típico de una herida por arma de fuego en el pecho. 

Dibujo de Hermann Kaulbach
Dibujo de Hermann Kaulbach, 13 de junio de 1886

Wichmann quedó intrigado por el dibujo, y comenzó a investigar sobre la muerte de Luis II. Eventualmente tuvo la oportunidad de participar de una subasta donde se ofrecían, entre otras cosas, pinturas, cartas y diarios pertenecientes a Löwenfeld. Wichmann logró, a pesar de enfrentarse a miembros de la propia familia Wittelsbach, comprar uno de los libros del viejo doctor del rey. Oculto en este, se encontraba una nota escrita por el doctor, relatando los hechos ocurridos el 13 de junio de 1886. 

Según la nota, Löwenfeld estaba preocupado por el futuro del rey una vez que este fue arrestado en el castillo de Berg, por lo que decidió acudir al castillo acompañado de su amigo el artista Hermann Kaulbach y dos hermanos apellidados Hornig, con la intención de ayudar al rey a escapar. Sin embargo, llegaron tarde: el rey ya estaba muerto flotando en el lago Starnberg, y el Dr. Gudden se encontraba en la orilla ocultando cualquier evidencia que pudiera incriminarlo del asesinato de Luis. Cuando Gudden se percató de lo que estaba ocurriendo, se abalanzó contra ellos con una jeringa en mano. En la pelea subsecuente, los hermanos Hornig estrangularon al Dr. Gudden, mientras que Kaulbach dibujaba la cara del rey para dejar evidencia de lo que realmente ocurrió aquel día.  

Como es característico de todas las historias sobre el supuesto asesinato de Luis, la evidencia que apoye esta teoría es limitada. Nunca se verificó si la nota efectivamente estaba escrita por Löwenfeld, por lo que su veracidad es ampliamente discutida. 

Cruz colocada en el lugar donde el cuerpo de Luis II fue encontrado
Cruz colocada en el lugar donde el cuerpo de Luis II fue encontrado




Lecturas recomendadas y fuentes

- Chapman-Huston, D. (1990). Ludwig II: The Mad King of Bavaria. Marboro Books.
- Tschudi, C. (2015). Ludwig II King of Bavaria. Lulu. com.
- King Ludwig II - german-way.com (Consultado el 05/11/22) 
- Death of King Ludwig II - University of Cambridge (Consultado el 05/11/22) 
- Ludwig Biography - neuschwanstein.de (Consultado el 06/11/22) 
- Ludwig II of Bavaria - exploring-castles.com (Consultado el 06/11/22)
- Death of King Ludwig II, murder - annmarieachermann.com (Consultado el 07/11/22)


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