John Brown (1826 – 1883)

John Brown, Sirviente de Victoria

La idea de que la reina Victoria del Reino Unido era una mujer amargada, fría e inconsolable luego de la muerte de su esposo el Príncipe Alberto en 1861 es poco más que un mito. Si bien es cierto que la reina pasó el resto de su vida de luto lamentando la perdida de Alberto y que incluso llegó a negarse a aparecer en público por algunos años, Victoria fue más que capaz de sentirse alegre y a gusto en compañía de otras personas de su entorno. Tal es el caso de John Brown, su sirviente escocés favorito, al cual llegó a considerar como su "mejor amigo."




La llegada de Brown a la vida de la reina

John Brown nació el 8 de diciembre de 1826 en el poblado de Crathie en Aberdeenshire, Escocia. Fue el segundo hijo de un total de once de la pareja de granjeros formada por John Brown y Margaret Lys, los cuales contrajeron matrimonio el 25 de agosto de 1825. Desde una muy temprana edad, Brown debió trabajar en el campo para poder ayudar económicamente a su numerosa familia. Con dieciséis años de edad, en 1842, comenzó a trabajar como mozo de cuadra en el castillo de Balmoral, ubicado cerca de Crathie.

Para ese entonces, el castillo de Balmoral pertenecía al conde de Fife, el cual lo arrendaba a Sir Robert Gordon, un diplomático de renombre inglés, quien murió en 1847 luego de que una espina de pescado se le atorase en la garganta, ahogándolo. Estando Balmoral desocupado, el conde de Fife comenzó a buscar nuevos inquilinos para su castillo, cosa que encontraría un año más tarde, cuando fue arrendado por el Príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria. Junto con el castillo en sí, Alberto también arrendó todo el mobiliario del mismo y a todos los empleados que allí trabajaban, incluyendo a John Brown, quien pasaría a trabajar para la familia real a partir de ese momento. Más tarde en 1852, Alberto compró definitivamente el lugar por un total de £32.000 como un regalo para su esposa, ya que ambos estaban en búsqueda de un hogar permanente en Escocia.


Viejo castillo de Balmoral (James William Giles, 1849, Royal Collection Trust)
Viejo castillo de Balmoral (James William Giles, 1849, Royal Collection Trust)
De esta forma, John Brown entra en contacto con la familia real británica. La primer referencia a su persona en los diarios de la reina ocurre el 8 de septiembre de 1849, cuando esta describe un viaje al lago escocés Dhu Loch con John Brown y otros sirvientes. Además de John, tres de sus once hermanos también comenzaron a trabajar para la corona. Archibald Anderson Brown, también conocido como "Archie," eventualmente se convertiría en el valet personal del hijo menor de Victoria, el Príncipe Leopoldo.

Alrededor del año 1851, John Brown, a petición del Príncipe Alberto, se convierte en el "líder del Pony de la reina." Esta nueva posición lo vuelve responsable, entre otras cosas, de la seguridad de la reina Victoria y de los temas relacionados a sus caballos y carruajes. Más adelante, hacia 1858, Brown se convierte en el ayudante personal al aire libre (o ghillie, como se los conoce en Escocia) del Príncipe Alberto, pasando a ser su guía de disparo y cargador de armas. Durante esta época, Brown se ganaría el afecto de Alberto, quien le permitió una gran cantidad de libertades que no se le permitían a cualquier sirviente.

El lugar de Brown luego de la muerte del Príncipe Alberto

En 1861 Alberto muere a causa de fiebre tifoidea, sumiendo a la reina Victoria en un profundo estado de tristeza y luto. La reina nunca se recuperó por completo, vistiendo de negro por el resto de su vida, usualmente recluyéndose en sus hogares fuera de Londres como Osborne House, el castillo de Windsor y Balmoral. 

En el año 1864, a la tristeza de la reina se le sumaron algunos problemas de salud, y su médico personal, Sir William Jenner le recomendó montar a caballo a diario para subsanar sus salud. Sin embargo, la reina se negó a ser acompañada por un mozo de cuadra cualquiera, y su hija, la princesa Alicia, quien notó que la reina siempre parecía feliz en Balmoral, sugirió trasladar a John Brown a Osborne y Windsor.

En diciembre de 1864, la reina aceptó la propuesta y Brown se convirtió en su sirviente a tiempo completo. Sus tareas no tardaron en convertirse en algo más que ser simplemente su acompañante y ayudante. Rápidamente pasó a ser su amigo íntimo, siendo conocido como "el sirviente de las tierras altas de la reina" recibiendo ordenes directas de ella. Victoria quedaría sumamente feliz con el desempeño de Brown, escribiendo en su diario: "es un sirviente perfecto, pues él se ocupa de todo." 

Brown fue ganando cada vez más el afecto de Victoria a medida pasaba el tiempo. Recibió progresivamente más tareas y responsabilidades, al igual que libertades. Pronto incluso tuvo el derecho de entrar a las habitaciones privadas de la reina cuando se le antojase, dirigirse a ella por su nombre, o incluso llamarla "mujer" en vez de "su Majestad," cosa que era considerada como una gran falta de respeto por parte de la corte británica.


La reina Victoria y John Brown
La reina Victoria y John Brown
John logró tener una gran influencia sobre la reina, tanto que llegó tener la libertad de poder decirle cuando alguno de sus vestidos no era de su agrado, provocando que la reina se los cambiara de inmediato. A su vez, también logró varios cambios en la corte, siendo un claro ejemplo cuando Brown se quejó de que las salas de fumadores se encontraban demasiado cerca de su habitación. El ruido de las personas no le permitían dormir por las noches, por lo que la reina decidió ordenar que dichas salas se cerraran por la noche.

La serie de beneficios que Brown tenían no tardaron en causar la molestia de varios miembros de la corte, ya que el tipo de favores que él recibía no eran concedidos para ninguna otra persona en los círculos de la reina, incluida su propia familia. Es conocido también que Victoria le entregaba diversos regalos, intercambiando poemas y notas entre ellos, además de crear dos medallas en su honor, la Medalla al Sirviente Fiel y la Medalla del Servicio Dedicado.

Todas estas atenciones por parte de la reina Victoria no cayeron bien entre los demás miembros de la corte británica, y especialmente con el príncipe Alberto Eduardo (el futuro Eduardo VII). Este incluso llegó a odiar a Brown por la relación de cercanía que mantenía con su madre y por la forma en que Brown se relacionaba con él, ya que no tenía ningún tipo de respeto hacia el heredero, incluso llegando a rezongarlo cuando Brown consideraba que las actitudes de Alberto Eduardo no eran las adecuadas. Sin embargo, el Príncipe de Gales no era al único al que Brown trataba sin mucho respeto. El sirviente favorito de la reina también tenía un trato sumamente informal y directo con la propia Victoria, siendo Brown la única persona a su alrededor que "le decía las cosas como son," sin formalidades ni consideraciones.

El trato preferencial de la reina con Brown, su relación sumamente informal, y el desagrado del resto de la familia real no tardó en originar muchos rumores alrededor de su amistad. Pronto surgieron habladurías de que había algo indebido ocurriendo entre ellos, e incluso sus hijas bromeaban que Brown era el "amante de mamá." 

A pesar de que la misma Victoria desmintió todos los rumores diciendo que eran "chismes maliciosos de las altas clases," los rumores de un posible romance entre los dos se volvieron cada vez más populares. Eran comunes los rumores que decían que Brown dormía en la habitación contigua a la reina, o incluso en la misma habitación. No pasó mucho tiempo para que se dijera que Victoria se habría casado en secreto con Brown, lo que llevó a que se la conociera, hasta por miembros de la propia corte británica, como la "señora Brown."

En el año 1868 la reina viajó a Suiza junto a Brown en medio de unos problemas de salud, lo cual fue tomado como excusa para otro importante rumor sobre la relación de la reina y su sirviente favorito. Muchos argumentaron que el verdadero motivo del viaje fue para dar a luz a un supuesto hijo de la pareja, citando a los mencionados problemas de salud como producto de un embarazo sumamente delicado debido a la avanzada edad de la reina, que ya tenía cuarenta y nueve años de edad. Ese mismo año, Victoria también publicaría extractos de su diario intimo en un libro titulado "Leaves from the Journal of Our Life in the Highlands" en el cual menciona cariñosamente a Brown, aumentando aún mas las especulaciones sobre un posible romance entre ellos.


Intento de asesinato a la reina Victoria en 1872
Intento de asesinato a la reina en 1872

Sin embargo, no todo era felicidad para la supuesta pareja. Es sabido que Brown le salvó la vida en reiteradas ocasiones durante accidentes de carruaje, y también salvándola de un intento de asesinato. El 29 de febrero de 1872, luego de un paseo en carruaje alrededor de Londres, la reina retornó al palacio de Buckingham. Allí la estaba esperando Arthur O’Connor, un joven de 18 años de edad, quien escaló las rejas del palacio y corrió hacia el carruaje de la reina, amenazándola con una pistola. Cualquier intento de dañar a Victoria fue impedido por Brown y el Principe Arturo (uno de los hijos de la reina), que detuvieron a O’Connor y le hicieron soltar el arma. Ante este acto, la reina condecoró a Brown con una medalla por su valor, siendo esta diseñada por la propia Victoria.

Brown fue el encargado de comunicarle a la reina el fallecimiento de la Princesa Alicia en el año 1878 a causa de caer enferma con difteria, siendo la primer de tres de los hijos de Victoria en morir antes de su madre. Alicia falleció en el aniversario de la muerte del Príncipe Alberto, algo que la reina encontró "casi increíble y muy misterioso," cayendo en una profunda tristeza debido a esto. Brown, por supuesto, estuvo en todo momento a su lado para apoyarla y consolarla. 

Muerte

En marzo de 1883, Brown trabajaba como de costumbre a pesar de tener fiebre y no sentirse del todo bien, en una de sus tantas muestras de devoción por la reina Victoria. Sin embargo, su malestar tomo un giro para peor. El 27 de marzo de 1883, en el castillo de Windsor, Brown, de cincuenta y seis años de edad, cayó en coma y murió poco después. 

La causa de muerte oficial fue Erisipela, una enfermedad infecciosa aguda de la piel producida por estreptococos. Victoria escribió en su diario aquel día que se sintió "terriblemente conmovida por la perdida que le robó de la persona que la ha servido con mucha devoción y lealtad, y que ha hecho demasiado por su bienestar personal" agregando luego que había perdido no solo un sirviente, sino que un verdadero amigo.


Tumba de John Brown en Crathie Kirk
Tumba de John Brown en Crathie Kirk

Brown fue enterrado en el cementerio de Crathie Kirk, cerca de Balmoral, junto a sus padres y algunos de sus hermanos que habían muerto antes que él a causa de fiebre tifoidea. La inscripción en la tumba de Brown deja en evidencia el gran afecto que sentía la reina Victoria por él:

"Esta lápida se erige en memoria afectuosa y agradecida de John Brown, el devoto y fuel asistente personal, y amado amigo de la reina Victoria, a cuyo servicio estuvo durante 34 años.
Nacido en Crathienaird el 8 de diciembre de 1826, murió en el castillo de Windsor el 27 de maro de 1883.
Ese Amigo con cuya fidelidad cuentas/ese Amigo que te han dado las circunstancias/sobre las que no tienes control/fue un regalo de Dios mismo.
Buen y fiel sirviente/has sido fiel en varias cosas/te haré gobernar sobre muchas cosas/Entra en la felicidad del Señor."

La reina también ordenó que la habitación de Brown en el castillo de Windsor, en donde murió, fuese dejada tal y como se dejaba mientras que Brown estaba vivo, de forma similar a lo que ordenó con la habitación de su esposo el príncipe Alberto. Ordenó a su vez la construcción de una estatua de Brown a Sir Joseph Boehm, la cual fue colocada en Balmoral.


Estatua de John Brown en Balmoral
Estatua de John Brown en Balmoral

No existe prueba alguna que pueda confirmar si el romance entre John Brown y la reina Victoria realmente existió. Sin embargo, la serie de eventos que acontecieron luego de la muerte de Victoria parecen apoyar los múltiples rumores sobre la supuesta relación entre la monarca y su sirviente.

Con el ascenso de Eduardo VII al trono británico en 1901, el nuevo monarca ordenó que se que eliminara todo tipo de comunicación escrita entre Victoria y Brown, ya fuese romántica o amistosa, además de ordenar la destrucción de bustos, pinturas y fotografías del sirviente. También ordenó que se moviera la estatua de Brown colocada en Balmoral a un lugar más oculto, donde no pudiera llamar la atención. Por su parte, la Princesa Beatriz, la hija menor de Victoria, fue encargada por su madre a revisar todas sus entradas en su diario personal, eliminando cualquier cosa que pudiese ser considerada como indebida.

Victoria dejó, antes de morir, instrucciones detalladas a su medico Sir James Reid sobre como debería de ser llevado a cabo su funeral y que cosas debían ser enterradas junto a ella. Entre los objetos seleccionados por Victoria se encuentran la bata de Alberto y un molde de yeso de su mano, una gran cantidad de anillos, cadenas y brazaletes. Entre estas joyas se incluyó el anillo de bodas de la madre de Brown, que le fue regalado a la reina en uno de los tantos intercambios de regalos entre Brown y Victoria, además del anillo de su anillo de casamiento con Alberto. En las instrucciones, Victoria ordenó también ser enterrada con una foto y un mechón de pelo de Brown, una capa bordada por la Princesa Alicia hecha para el Principe Alberto, y varios objetos más.



Fuentes:

John Brown - Undiscovered Scotland (Consultado el 25/10/22)
Brown, Raymond Lamont. John Brown: Queen Victoria's Highland Servant. Cheltenham, Gloucestershire: The History Press
John Brown - Find a Grave (Consultado el 25/10/22)
John Brown (Servant) - en.wikipedia.com (Consultado el 25/10/22)
John Brown, personal attendant and favourite of Queen Victoria - Unofficial Royalty (Consultado el 25/10/22)


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