Alicia del Reino Unido (1843 - 1878)

La princesa Alicia del Reino Unido fue una mujer profundamente interesada en la enfermería y el bienestar de las personas, dedicando una gran parte de los primeros años de su vida, y también durante su adultez, al cuidado de varios miembros de su familia, además de administrar y gestionar diversos hospitales y formarse en ginecología. 

Sin embargo, y a pesar de ser una de las hijas de la reina Victoria, su vida estuvo lejos de ser un cuento de hadas, estando esta plagada de desgracias que culminaron con un trágico final para su vida, y que luego también perseguirían al resto de sus descendientes al ser portadora de hemofilia, una enfermedad que sacudió las casas reales europeas de la época.  



Primeros años


Alicia Matilde María de Sajonia-Coburgo-Gotha nació en la mañana del 25 de abril de 1843 en el palacio de Buckingham, en la ciudad de Londres, Reino Unido. Sus padres fueron la reina Victoria del Reino Unido y su esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, siendo la tercer hija de la pareja y su segunda hija mujer. Como hija de la monarca inglesa, recibió desde el momento de su nacimiento el tratamiento de Su Alteza Real, la Princesa Alicia.

Al contrario de lo que se pudiera esperar de la llegada de un nuevo miembro a la familia, su nacimiento no fue una ocasión del todo alegre para el pueblo británico. Luego del nacimiento del príncipe Alberto Eduardo (quien en 1901 se convertiría en el rey Eduardo VII), se esperaba ansiosamente el nacimiento de otro hijo varón para asegurar el destino de la corona, siendo el nacimiento de otra mujer algo de poco beneficio para la familia real. Tal fue la decepción con el nacimiento de una nueva hija mujer que el Consejo Privado de Su Majestad (un cuerpo de asesores del monarca británico) envió un mensaje expresando sus "felicitaciones y condolencias" al príncipe Alberto. Sin embargo, tanto la reina como su esposo se mostraron felices con la llegada de Alicia. 

La nueva princesa fue bautizada el 3 de junio de 1843 por el arzobispo de Canterbury en la capilla del palacio de Buckingham. Recibió el nombre de Alicia en honor al Vizconde de Melbourne, quien actuó como Primer Ministro para Victoria, y con quien la reina tenía muy buena relación. El Vizconde le había dicho a la reina que Alicia era su nombre favorito, por lo que la reina decidió darle este nombre a su hija. Su segundo nombre, Matilde, le fue dado en honor a su madrina la Princesa Sofia Matilda de Gloucester, y su tercer nombre, María, en honor a la Princesa María, Duquesa de Gloucester, que tenía el mismo día de cumpleaños que Alicia. 

Princesa Alicia del Reino Unido de pequeña a color
Princesa Alicia del Reino Unido de pequeña


Alicia fue criada de una manera bastante tradicional para la época y para su posición como miembro de la familia real británica. Pasó la mayoría de su tiempo viviendo bajo la supervisión directa de sus tutores y niñeras, con un contacto con sus padres bastante limitado. Sus mejores amigos y únicos niños con los que pasó la mayoría de su niñez fueron sus propios hermanos, con quienes desarrolló una muy buena relación, en especial con su hermano mayor el príncipe Alberto Eduardo (Bertie) y su hermana Victoria (Vicky). Ambos se convertirían más adelante en sus más cercanos confidentes durante toda su vida. 

La educación de la princesa fue diseñada por su padre, quien designó a su amigo, el Barón Stockmar, como el tutor privado de Alicia. Stockmar centró las actividades educativas de Alicia en mejorar diversas habilidades prácticas como el cuidado del hogar, la cocina, la jardinería y la carpintería, al igual que lecciones diarias en idiomas como el inglés, alemán y francés. Además, recibió formación en cuestiones más estrictas como la aritmética, matemática, geografía y política, aunque no fueron el centro de atención.

Debido a la ideología de sus padres, que buscaban darle a la monarquía un tono más familiar y humilde, la princesa, al igual que todos sus demás hermanos, vivieron bajo condiciones similares. Todos ellos eran vestidos con ropas de clase media de forma diaria y vivieron en cuartos decorados y amueblados escasamente, prácticamente sin ningún tipo de calefacción. 

Sin embargo, desde una muy temprana edad Alicia se mostró diferente a sus hermanos. La joven princesa tenía un perfil sumamente artístico, desarrollando un profundo sentimiento de compasión por los demás, algo que continuaría desarrollando a lo largo de toda su vida. Alicia se mostró siempre interesada en la vida de las personas por fuera de la corte real y por aquellas que vivían y trabajaban en los castillos de su familia. Esta curiosidad la llevó incluso en una ocasión a escaparse de su cuidadora en la capilla del castillo de Windsor, sentándose en un banco público para poder entender mejor a las personas que no adherían al protocolo real.

El profundo interés de Alicia por los demás la convirtió en una figura bondadosa y preocupada por el bienestar de su familia y de del pueblo británico. Con tan solo once años de edad, en 1854, mientras la Guerra de Crimea estaba en pleno apogeo, la princesa visitó, en compañía de su madre y de su hermana mayor, varios hospitales a lo largo de todo Londres para ver las condiciones en las que estaban los soldados heridos. Esto marcó profundamente a la princesa por el resto de su vida, quien a partir de ese momento se mostró sumamente interesada en las cuestiones relacionadas a la salud de las personas.

Sin embargo, Alicia, como muchas otras personas, tenía dos caras en su personalidad. Por un lado, la Alicia curiosa y empática con los demás, y por otro, la Alicia rebelde. La escapada en la capilla no sería la última de sus travesuras, y pronto se volvió evidente que la princesa era una joven muy directa, sincera y de fuerte temperamento, cualidades que mantuvo durante toda su vida.

Princesa Alicia y su hermana la princesa Victoria en 1860
Princesa Alicia (derecha) y su hermana la princesa Victoria (izquierda) en 1860


Un casamiento rodeado de tragedias


Cuando Alicia fue lo suficientemente mayor y se la consideró lista para una vida independiente, su madre tomó la decisión de casarla mientras fuera aún una adolescente, asumiendo un importante rol en la búsqueda de posibles pretendientes para su hija. Su hermana, la princesa Vicky, acababa de casarse con el príncipe Federico de Prusia en 1858, y ahora era su turno de comprometerse con un hombre digno y prestigioso.

La reina Victoria quería que su hija se casara por amor y no por conveniencia, siempre y cuando su futuro esposo fuera miembro de una de las casas reales reinantes de Europa. Esto no dejó gran flexibilidad a Alicia a la hora de elegir a su futuro marido, siendo las opciones muy escasas y limitadas. La reina le encargó a su hija Vicky que elaborara una lista con todos los príncipes solteros de Europa para elegir de ella al futuro marido de Alicia. Vicky logró encontrar únicamente dos candidatos considerados dignos para la unión: Guillermo, el Principe de Orange, y el príncipe Alberto de Prusia, quien era primo del flamante esposo de Vicky.

La familia de Guillermo estaba  sumamente interesada y deslumbrada por la posibilidad de casarlo con una princesa inglesa, por lo que fue presionado para que viajase rápidamente al castillo de Windsor para conocer a su potencial esposa y suegra. Sin embargo, Alicia no quedó impresionada con Guillermo, siendo muy dura con él, y pronto se lo descartó al confirmar que estaba enamorado de una archiduquesa católica y no mostraba ningún interés real por Alicia. La segunda opción, Alberto, fue aún peor recibida luego de que este se burlara públicamente de la princesa, considerándola "poca cosa para alguien que se merece lo mejor de lo mejor."

Princesa Alicia del Reino Unido y su esposo Luis IV
Princesa Alicia y el príncipe Luis de Hesse

Con sus dos primeras opciones habiendo fracasado rotundamente, Vicky comenzó a elaborar una segunda lista en búsqueda de posibles candidatos, eventualmente proponiendo al príncipe Luis de Hesse, quien venía de una casa real alemana respetable. La reina invitó al príncipe al castillo de Windsor y Alicia mostró interés por él de inmediato, llevándose especialmente bien entre ellos. Al despedirse para volver a Hesse, Luis pidió a Alicia una fotografía para poder recordarla, dejándola completamente impresionada con su gentileza y romanticismo. Ambos jóvenes mantuvieron contacto a través de cartas, pronto reconociendo que estaban profundamente enamorados.

La reina Victoria inmediatamente comenzó a hacer planes para casar a la pareja, pero la tragedia golpeó a la familia real antes de que los planes pudieran ser completados cuando la abuela de Alicia, la duquesa de Kent, falleció en 1861. Esto sumió a la princesa y al resto de la familia real en un profundo y doloroso luto, en especial a Victoria, quien había apartado a su madre de su vida pero que recientemente había redescubierto los sinceros sentimientos de amor de su madre hacia ella. Alicia no solamente era cercana a la duquesa, sino que había tomado la responsabilidad de cuidar a su abuela durante sus últimas semanas de vida, teniendo que ver como la duquesa se iba lentamente deteriorando hasta morir.

Fue en este momento cuando Alicia tomó oficialmente el rol de cuidadora de su familia, siendo enviada por su padre a reconfortar a la reina durante su duelo. Victoria descargó gran parte de su dolor en Alicia, y se volvió sumamente dependiente de su hija, al punto de nombrarla junto con su hermana menor, Luisa, como su secretaria personal, lo que implicó que pasaran por sus manos toda clase de papeles de gran importancia para el Reino Unido.

Sin embargo, las tragedias no tardaron en volver a golpear la vida de la familia real. Su padre, el príncipe Alberto, enfermó gravemente poco después de la muerte de la duquesa. Alicia nuevamente tomó la responsabilidad, esta vez junto a su madre, de cuidar al príncipe mientras este se recuperaba de su enfermedad. En diciembre de 1861, la condición de su padre empeoró drásticamente llegando a un punto sin retorno debido en parte al gran estrés bajo el cual estaba sometido a causa de su hijo Alberto Eduardo, quien se había ganado una muy mala reputación en el Reino Unido debido a ser considerado como un bohemio y mujeriego. Alicia y Victoria mantendrían de igual manera y contra todo pronóstico una fe ciega en la pronta recuperación de Alberto.

Para desgracia de Alicia y la reina, cualquier esperanza de que Alberto se recuperara se desvaneció por completo el 14 de diciembre de 1861, cuando este murió en el castillo de Windsor, sumiendo al país y a la familia real, y en particular a Victoria, en un profundo estado de luto y tristeza. La reina pronto acusó a su hijo Alberto Eduardo de haber ocasionado la muerte de su esposo, incluso negándose a informarle sobre la muerte de su propio padre. 

Princesa Alicia del Reino Unido leyendo a su padre el príncipe Alberto
Alicia leyéndole a su padre el príncipe Alberto


Alicia no pudo soportar mantener ocultas las malas noticias a su hermano y confidente, y decidió enviarle un telegrama, a espaldas de la reina, informándole de la muerte de Alberto, traicionando a su madre. Victoria y Alberto Eduardo nunca lograron recomponer su relación por completo, y este acto de rebeldía de Alicia terminó también deteriorando su relación con su madre por el resto de su vida.

A pesar de las recientes muertes de su abuela y de su padre, Alicia debía aún terminar de organizar su boda con su futuro esposo, teniendo que casarse en uno de los momentos más trágicos en la vida de su madre Victoria, quien se opuso a aplazar la boda. La misma se concretó el 1 de julio de 1862. La boda no fue ni remotamente similar a lo que una persona esperaría de una boda real del Reino Unido, siendo esta prácticamente una extensión del luto en el que estaba sumida la familia por aquel entonces. 

Si bien aquel día debería haber sido uno de los momentos más felices de la vida de Alicia, este se terminó convirtiendo en una verdadera pesadilla para ella. La gran y opulenta boda que tenía planeada debió reducirse en tamaño, pasando a ser una pequeña y sencilla ceremonia privada en Osborne House, donde se convirtió de forma temporal a uno de los comedores en una capilla. No sólo debió Alicia conformarse con una boda sumamente reducida en tamaño, sino que la reina la obligó incluso a vestir de negro antes e inmediatamente después de la ceremonia. 

La reina convirtió al gran día de Alicia en un evento que giró en torno a ella y sus sentimientos por el difunto Alberto. Victoria obligó a sus hijos Alberto Eduardo y Alfredo (quien lloró durante toda la ceremonia) a colocarse frente a ella para evitar que las personas pudieran verla durante la ceremonia, luchando intensamente con sus sentimientos y sus ganas de llorar debido a los recuerdos de su propio casamiento que venían a su mente recurrentemente. Alicia, por su parte, estuvo en todo momento más atenta por su madre que por su propio enlace o su marido, tratando de mostrarse lo mas seria y apenada posible para evitar mostrar cualquier tipo de felicidad y evitar así molestar a Victoria, quien estaba visiblemente afectada. 

La ceremonia fue realmente miserable, con muchas personas tildándola como "la boda real más triste de todos los tiempos," y el famoso poeta Alfred Tennyson refiriéndose a ella como "el día mas triste que puedo recordar." La reina fue también consiente del fracaso rotundo de la ceremonia, escribiendo a su hija mayor que "parecía más un funeral que una boda." 

Luego de que la ceremonia terminara y los invitados se retirasen, la reina Victoria entregó a su hija un brazalete de oro con perlas y diamantes incrustados, siendo este un regalo no solamente de parte de la reina, sino que también de su padre Alberto, teniendo gravadas las palabras "para la querida Alicia, de tus dos amados padres Alberto y Victoria quienes, aunque visiblemente separados, siempre están unidos."

Princesa Alicia del Reino Unido y su esposo Luis IV de Hesse
Alicia y su esposo


Los primeros años en Hesse


A pesar de la miserable boda, Alicia vivió un matrimonio exitoso con su nuevo esposo, siendo extremadamente feliz. Esto complicó las cosas con su madre, quien pronto se volvió celosa de la felicidad de su hija, por lo que la princesa debió continuamente ocultar sus sentimientos para no mostrarse muy feliz siempre que estuviese alrededor de su madre.

Tal y como lo indicaba la tradición real en ese momento, Alicia debió mudarse al Gran Ducado de Hesse en Alemania, en la ciudad de Darmstadt, luego de terminada su luna de miel en St. Claire. Su llegada fue recibida por una gran multitud que vitoreaba a la princesa y su marido, quedando Alicia honestamente sorprendida y deslumbrada por el buen recibimiento de los alemanes, escribiéndole a su madre: "creo que la gente nunca antes había dado un recibimiento tan cordial," mientras que su hermana Elena escribió a la reina: "nada pudo haber sido más entusiasta que su entrada a Darmstadt."

Sin embargo, los problemas y la tragedia no tardarían en volver a aparecer en la vida de Alicia. El pequeño Gran Ducado de Hesse simplemente no estaba preparado para darle a Alicia las mismas comodidades a las que estaba acostumbrada en el Reino Unido. Al momento de la boda, la reina Victoria estaba bajo la impresión de que Hesse construiría un nuevo y flamante castillo para su hija, pero la realidad era que el Gran Ducado contaba con escasos recursos monetarios. Esto condujo a que se rechazara por completo las pretensiones de Victoria. Luis III, el gran duque de Hesse en aquel momento, se negó rotundamente a gastar la poca fortuna que le quedaba en construir o comprar un castillo acorde al rango de Alicia. 

Neues Palais en 1930
Fotografía del Neues Palais en 1930

En vez del lujoso castillo que esperaban, la pareja recibió una pequeña casa en la zona histórica de la ciudad de Darmstadt con vistas a la calle. Las paredes eran tan finas que incluso se decía que se podían escuchar a los carruajes que pasaban por la calle desde el interior, algo que seguramente molestaría a más de un miembro de la familia real británica. Sin embargo, Alicia trató de adaptarse lo mejor posible a sus nuevas condiciones hasta que en 1866 se completó la construcción de un nuevo palacio para ellos. el Neues Palais.  Su nueva residencia sería destruida durante la segunda guerra mundial, al convertirse esta en una de las sedes de la Gestapo. 

Como era esperado para una mujer recién casada de la época, Alicia pronto debió quedar embarazada, teniendo dos hijas, Victoria e Isabel, en los primeros dos años de casada, en 1863 y 1864 respectivamente. Esto causó inmediatamente tensiones con su madre. Alicia consideraba oportuno dar de amamantar a sus hijos, algo que no era tan común por aquel entonces, enfureciendo a su madre, quien se oponía a la idea. A su vez, la felicidad de Alicia continuó molestando cada vez más a su madre, por lo que la princesa se vio obligada a visitar cada vez menos a su familia en el Reino Unido para evitar molestar a la reina. Esto hizo complicar demasiado la relación entre madre e hija, situación que se mantuvo hasta la muerte de Alicia. 

La guerra Austro-Prusiana y su pasión por la medicina


El interés de la princesa por las personas por fuera de la familia real continuó una vez en Hesse, buscando formas de ayudar a los menos afortunados y tratando de aprender lo más posible sobre las personas ordinarias. La princesa se dedicó a visitar, muchas veces sin revelar su verdadera identidad, a las familias pobres de Darmstadt, para comprender sus condiciones de vida y aprender como poder ayudarlos. Tal y como había ocurrido en el Reino Unido, la enfermería y cuidado de los enfermos se convirtieron pronto en su pasión. 

Sin embargo, su interés por ayudar no se vio limitado a los pobres, sino que pronto encontró motivos para extender su ayuda a los soldados y hombres que luchaban en la guerra Austro-Prusiana, declarada en 1866. Hesse asistió a Viena, lo que puso al gran ducado en una posición muy delicada, con las tropas prusianas amenazando al pequeño país. Por ese entonces, Alicia estaba ya embarazada de su tercer hija, Irene, pero esto no impidió que preparara vendajes para las tropas y organizara hospitales. La princesa se hizo amiga cercana de la famosa Florence Nightingale, quien apoyó continuamente a la princesa a lo largo de la guerra enviándole consejos y dinero para que pudiese continuar con su labor. 

Princesa Alicia del Reino Unido en 1864
Princesa Alicia del Reino Unido en 1864

Durante la guerra Alicia imploró en reiteradas ocasiones a su esposo, quien se encontraba dirigiendo las tropas de Hesse, para que se rindiera ante los prusianos, manteniendo un contacto estrecho durante toda la guerra. Durante estos contactos, Alicia pidió a su esposo que fuera cauteloso y que no arriesgara demasiado, con Luis tratando de mantenerla calmada en todo momento, asegurándole que no había nada que temer. 

Eventualmente la paz fue firmada entre Prusia y Hesse, pero esto no implicó el fin de los intereses por ayudar a los demás de Alicia, quien volvería a verse muy implicada en el cuidado de soldados heridos durante la guerra Franco-Prusiana de 1870 a 1871, visitando a numerosos hospitales y llevando a sus hijos consigo. La princesa esperaba que esto generara la misma pasión en alguno de sus hijos. 

La maldición de la hemofilia


El 7 de octubre de 1870, Alicia dio a luz a su quinto hijo y segundo hijo varón: Federico de Hesse-Darmstadt, conocido por el apodo de Frittie. El pequeño niño pronto se convirtió en un favorito de la familia de Alicia, y también del pueblo en general. Sin embargo, algo estaba seriamente mal con el niño. 

En febrero 1873, Frittie fue diagnosticado con hemofilia cuando se cortó la oreja, y, a pesar de los múltiples vendajes que se le colocaron, no se lograba detener la perdida de sangre, cosa que no ocurrió hasta tres días después del incidente. Esta era la segunda vez que la hemofilia, una enfermedad que previene la coagulación de la sangre, hacia su aparición entre los miembros de la familia real británica, luego de descubrirse su presencia en el príncipe Leopoldo, Duque de Albany, uno de los hijos de la reina Victoria.  Habían pasado ya más de 20 años desde el diagnóstico de hemofilia de Leopoldo, y la aparición de la enfermedad en Federico comenzaba a dar señales de su naturaleza hereditaria. 


El diagnóstico fue poco más que una sentencia de muerte. A fines de mayo de 1873, Federico se encontraba jugando con su hermano Ernesto (el cuarto hijo de Alicia, nacido en 1868), quien se asomó por una ventana llamando a su hermano menor, lo que hizo que Alicia rápidamente lo apartara para evitar un posible accidente. Sin embargo, al mismo tiempo, Frittie se subió a una silla para asomarse a otra ventana, tratando de ver a su hermano. La silla se tambaleó y volcó. Federico cayó por la ventana seis metros hacia abajo. 

Federico de Hesse-Darmstadt
Federico de Hesse-Darmstadt

El accidente hubiera sido fatal incluso para un niño completamente sano, pero para Frittie, fue devastador. El niño logró sobrevivir la caída, incluso recuperando la consciencia, pero murió el 29 de mayo de 1873 a causa de una hemorragia cerebral. Alicia quedó desconsolada a partir de la muerte de su hijo, angustiándose de forma regular y rezando en la tumba de su hijo en cada uno de los aniversarios de pequeños eventos de la vida de Federico. Alicia nunca logró recuperarse por completo de la pérdida de su hijo.

Los años siguientes comenzaron un espiral de desgracias y depresión en Alicia. Su madre hizo muy poco para apoyarla en sus desgracias debido a que aún se encontraba llena de resentimiento y envidia de la feliz vida que Alicia supo tener en el pasado. La princesa se retiró por completo de la vida publica durante dos años, aferrándose a sus hijos, y en especial a Ernesto, como forma de tolerar su perdida, rara vez alejándose de su lado. 

Desconocido para ella en ese momento, esta no sería tampoco la última vez que la hemofilia haría una aparición entre sus descendientes. Sus hijas Irene (1866) y Alix (1872) fueron portadoras de la enfermedad, aunque no sufrieron de sus síntomas, heredando la condición a sus hijos, entre los que destacan el hijo de Alix con el zar ruso Nicolas II, quien enfermaría de hemofilia y requeriría de los servicios del místico Rasputín para ser tratado, lo que contribuyó en gran medida al éxito de la Revolución rusa de 1917.

Gran duquesa de Hesse-Darmstadt


El matrimonio de Alicia con Luis comenzó a sufrir las consecuencias del paso del tiempo, y la relación se vio paulatinamente afectada a pesar del amor mutuo que ambos sentían. Alicia comenzó a sentirse frustrada con su esposo, quien no estaba a la altura intelectual para compartir discusiones que le resultaran enriquecedoras, además de que sus intereses parecían haberse vuelto incompatibles. Alicia, con su carácter directo y sincero, no ocultó esto a su esposo, diciendo en una carta a su propio marido:

"Si mis hijos me escribieran cartas tan infantiles —solo pequeñas historias— hablándome de dónde han comido, de dónde han estado, etc. sin dar su opinión, ni ninguna observación o comentario, me hubiera sorprendido. Imagínate cómo me quedo cuando eres tú el que me escribes así."

A pesar de los problemas por los que la pareja pasaba, Alicia nunca dejó de apoyar a su marido, siendo muy critica de todos aquellos que no reconocían sus talentos o habilidades. Sin embargo, sus vidas darían un gran giro el 20 de marzo de 1877, cuando el padre de Luis, Carlos de Hesse-Darmstadt murió, convirtiendo a la pareja en herederos al trono hessiano. El 13 de junio de 1877 moriría también Luis III, su tío, lo que convirtió a Alicia y a su esposo Luis en los grandes duques de Hesse.

Princesa Alicia del Reino unido y su familia a color
Alicia y su familia

Si bien la pareja siempre supo que el momento en que se sentaran en el trono de Hesse eventualmente llegaría, su nuevo rol no fue lo que Alicia esperaba. La princesa, ahora gran duquesa, siempre había encontrado dificultoso ajustarse a la vida en Hesse, y las personas del gran ducado lo podían sentir, a pesar del gran recibimiento que había obtenido años atrás. Alicia pronto desarrollo una reputación como una "princesa rígida."

Su mala reputación en Darmstadt le generó un fuerte malestar y dolor, empezándose a sentir cada vez más frustrada debido a su mala fama. Su nuevo rol implicaba grandes responsabilidades, que muchas veces atemorizaban a la princesa, incluso escribiendo a su madre la reina Victoria que sus obligaciones y responsabilidades eran "más de lo que podía aguantar." Sin embargo, Alicia también vio a este nuevo desafío como una oportunidad para influenciar y mejorar los avances en enfermería en Hesse, aunque no tuvo muchas oportunidades de hacerlo antes de que la tragedia volviera a su familia.

Brote de difteria en la corte de Hesse y muerte


En noviembre de 1878 el palacio se vio afectado por un brote de difteria, una infección altamente transmisible por medio del contacto directo por estornudos, garganta, piel, ojos o cualquier otro tipo de secreción de las personas infectadas. La enfermedad era usualmente mortal en la época victoriana.  

La hija mayor de Alicia, Victoria, fue la primera en caer enferma con difteria el 6 de noviembre, tras quejarse de un dolor de garganta el día anterior. La enfermedad se extendió de forma rápida por toda la familia, contagiando a otros cuatro hijos de Alicia: Alix, María (su última hija, nacida en 1874), Irene y Ernesto. Poco después, su marido también cayó enfermo. 

Alicia, acostumbrada a preocuparse por los demás y tratar de hacer que todos pasaran de la mejor manera, asumió rápidamente el rol de enfermera de la familia. Para su desgracia, no pudo comenzar a hacer su labor antes de que ocurriera la primera pérdida en la familia. El 15 de noviembre María, de tan solo cuatro años, ya estaba muy gravemente enferma, y los medicos de la corte sugirieron que Alicia fuese a hacerle compañía para despedirse de ella. Sin embargo, cuando llegó a su lado, ya era demasiado tarde. María había muerto asfixiada y su cuerpo ya se estaba volviendo frío. 

La gran duquesa quedó completamente devastada por la muerte de su pequeña María. Tanto fue su tristeza que decidió ocultar la noticia a sus demás hijos, con el objetivo de no deprimirlos mientras aún luchaban contra la enfermedad. 

Sin embargo, la duquesa finalmente cedió ante su querido hijo Ernesto cuando éste le pregunto sobre el paradero de su hermana pequeña a principios del mes de diciembre. La reacción de su hijo fue terrible, quedando completamente desconsolado e incluso negándose a aceptar la realidad. Tal fue la tristeza de Ernesto que éste pronto requirió ser consolado por su madre, quien rompió la regla principal del cuidado de enfermos con difteria: evitar todo tipo de contacto físico.

Muerte de la Princesa Alicia del Reino Unido
Muerte de la Princesa Alicia del Reino Unido


Alicia, tratando de tranquilizar a Ernesto, besó la frente de su hijo. Esta sencilla acción impulsada por el amor que esta sentía por su hijo, terminó siendo uno de sus mayores errores, conduciéndola hacia la muerte. Alicia, a pesar de no haber inicialmente mostrado ningún síntoma, se contagió de difteria de su hijo. El 14 de diciembre, la fecha de aniversario de la muerte de su padre el príncipe Alberto, su enfermedad tomó un giro para peor, y a las 2:30 a.m. cayó inconsciente, nunca volviendo a despertar. 

Durante su convalecencia Alicia había estado reflexionando sobre la muerte de su padre, quizás habiéndose dado cuenta de que su fin también estaba cerca. Sus últimas palabras fueron "querido papa." La reina Victoria no tardó en notar la curiosa coincidencia de fechas con la muerte de su esposo y Alicia, escribiendo en su diario personal sobre la coincidencia, encontrándola "casi increíble y muy misteriosa."

A pesar de lo distante de la relación entre Victoria y su hija, luego de la muerte de Alicia, ésta se mostró sumamente conmovida y triste, escribiendo: 

"Mi querida hija, que estuvo a mi lado y me animó hace diecisiete años se fue el mismo día y por una enfermedad tan horrible y espantosa (...) Ella tenía la personalidad de su querido papá y mucho de su carácter abnegado y sin miedo, y esa dedicación completa al deber."

Alicia fue enterrada el 18 de diciembre de 1878 en el mausoleo gran ducal de Rosenhöhe, en las cercanías de Darmstadt. Su ataúd fue cubierto con una bandera del Reino Unido. Su tumba fue diseñada por Joseph Boehm, consistiendo de una escultura representando a Alicia con su hija María en brazos. 

Tumba de la princesa Alicia del Reino Unido
Tumba de la princesa Alicia del Reino Unido




Lecturas recomendadas y fuentes


Princess Alice of the United Kingdom - en.wikipedia.org (Consultado el 31/10/22) 
Princess Alice of the Untied Kingdom, Gran Duchess of Hesse and by Rhine - unofficialroyalty.com (Consultado el 31/10/22)
Alice of the United Kingdom - thefamouspeople.com (Consultado el 31/10/22)
Alice Hesse Bio - alexanderpalace.org (Consultado el 31/10/22)
Princess Alice of Saxe-Coburg and Gotha - humbleandloyal.blogspot.com (Consultado el 01/11/22)
- Alice Maud Mary Saxe-Coburg - findagrave.com (Consultado el 01/11/22) 


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